Data: 10 d’agost de 2010
La responsable de desarrollo estatutario del PSC defiende el esfuerzo que supuso esa reforma, mientras niega su condición de favorita para ocupar el número dos en las listas autonómicas.
En 2004 aterrizó en el Grupo Socialista del Parlament como asesora jurídica con el encargo de asumir la «cocina» de la reforma estatutaria que negociaban ante los focos Miquel Iceta y Lidia Santos. Y debió hacer un buen trabajo, porque en la siguiente legislatura José Montilla la recuperó para un puesto clave en el segundo tripartito, el de Secretaria de Govern. El mismo cargo que ocupó Ernest Maragall en el gobierno presidido por su hermano. En estos cuatro años ha revisado con furor todos los textos legales que llegaban a Govern y, en los últimos meses, ha sido la responsable de la estrategia catalana para posponer la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. Ahora, su nombre suena como el mejor situado para sustituir a Antoni Castells como número dos en las listas del PSC.
Está en todas las loterías electorales como número dos del PSC.
Yo no compro nunca lotería.
¿Ha recibido alguna oferta para ir en el número dos por Barcelona?
No. Las listas no se han empezado a hacer, se abordarán a la vuelta de vacaciones.
¿Estaría dispuesta?
Como cualquier otro socialista estoy a disposición del partido y del president para lo que considere. Más allá de esto, es hablar por hablar.
Se siente parte de la renovación generacional del PSC, junto a Jaume Collboni o Rocío Martínez.
Si y no. ¿Qué debía pensar Joaquim Nadal cuando accedió a la alcaldía de Girona? Tenía 30 años, yo tengo 38. No acabamos de salir del Instituto, las cosas son más fáciles sin poner divisiones generacionales. Son equipos amplios que se van enriqueciendo.
¿Cómo ve le futuro del Estatut, especialmente en ámbitos como la Justicia o la lengua?
Desde un punto de vista jurídico queda afectado porque las consideraciones del TC parten de la búsqueda de los límites. En Justicia o en competencias son ámbitos en los que el TC marca hasta dónde puede llegar el Estatut. Nosotros creemos que el legislador estatutario podía establecer mandatos al legislador estatal que de hecho es el mismo, en parte. No es el legislador autonómico el que da un mandato al estatal. Pero esto es lo que no acepta el TC. Para el Constitucional, el Estatut es una ley autonómica, y claramente no lo es.
¿Esto se reconduce simplemente reformando leyes orgánicas?
En Justicia, el legislador estatal tendrá que regular los consejos de justicia a través de ley orgánica.
¿Y en el caso de la lengua?
Aquí entramos en el ámbito de los intangibles. En el caso de la lengua hay consideraciones de la sentencia desafortunadas, pero reitera la jurisprudencia anterior, que valida el modelo de inmersión lingüística y no obligaba a la doble vía.
Entonces, tanto las voces que ven un cambio desde las asociaciones de defensa del castellano como las advertencias del ex president Pujol son injustificadas.
No se justifican y éste era uno de los grandes miedos ante la sentencia, que se pusiera en cuestión algo que ha sido básico para la convivencia.
Blindaje competencial
En cuanto a las competencias exclusivas. ¿Adiós al blindaje?
El Tribunal dice que es legítimo que el legislador fije el ámbito en el que los poderes catalanes desarrollarán sus competencias, pero esto no puede afectar a los títulos competenciales del Estado. ¿Esto significa que cae el mal llamado blindaje competencial? No cae porque no existía, si no, no hubiera habido conflictividad competencial durante estos años. Se ha perdido esta garantía, pero esto no significa que caiga todo el sistema de competencias exclusivas, falta ver qué uso hace el Estado de sus títulos competenciales.
Hay quien considera que el desgaste en la relación entre Cataluña y el conjunto de España no compensa y que hubiera sido preferible centrarse en la reforma de la financiación.
La financiación es un elemento clave, pero no lo es todo. Hay muchos elementos del Estatut que no se han subrayado suficientemente, como la definición de derechos estaturios.
¿Está decepcionada por la respuesta del Gobierno Zapatero a la sentencia sobre el Estatut?
Lo que me decepciona es que algunos pongan el tacticismo político por encima de la convivencia de un país. Y eso no está sobre la mesa del PSOE sino en la del PP. Al mismo tiempo, no tienen ningún problema en ir votando las leyes del Parlament que desarrollan el Estatut. No se puede ser irresponsable político.
¿Qué le recriminaría al PSOE, tras los momentos evidentes de tensión entre partidos y gobiernos?
Lo primero, recordar que tenemos Estatut porque el PSOE le dio apoyo. No hemos coincidido en todo, pero es normal. Somos dos partidos. Es cierto que ahora debemos trabajar, porque sin ellos el proyecto compartido no se haría realidad. Es evidente que hay discrepancias, pero se abordan, se negocian y se solucionan.
¿El Estatut ha sido el elemento que más ha puesto en tensión la relación entre PSC y PSOE?
El PSC tiene muy claro su proyecto, y pasa por decir «te quiero mucho, pero quiero más a Cataluña». Nuestro objetivo no es conservar el Estatut tal como salió de la sentencia, sino el Estatut que fue refrendado por los ciudadanos. Evidentemente, no todo son soluciones jurídicas, también hay una demanda de gestos políticos.
¿Comprende las quejas de Antoni Castells respecto a que no se han defendido bien los intereses del PSC?
Castells ha decidido seguir en política pero desde otro ámbito, para conseguir que el PSC sea la fuerza mayoritaria en Cataluña. Respeto su decisión, pero me duele que una persona de su valor no vaya en las listas.
Da este paso haciendo un reproche. ¿Cómo valora esa exigencia de romper la disciplina de voto para defender los intereses del PSC?
Me niego a asociar la defensa de los intereses del PSC con romper la disciplina de voto. Tener grupo propio puede ser una opción pero no necesariamente es la mejor.
¿Qué balance hace del tripartito?
Se ha trabajado como nunca en la elaboración de leyes, que no son otra cosa que las bases para políticas públicas.
¿Y por qué ha tenido tan mala prensa?
Se le ha colgado una etiqueta de mala prensa, claramente inmerecida, porque el clima de trabajo ha sido bueno. Los resultados son inmejorables, incomparables con legislaturas anteriores. Pero hemos abordado unos objetivos políticos, para resolver problemas heredados, que no se habían abordado. Y esto, con la apuesta tacticista desde un extremo y el caer en la trampa desde el otro extremo ha removido mucho el escenario político. Sin olvidar la crisis económica.
¿Los socios han sido siempre leales? Se lo pregunto porque habla de cómo se retroalimentan los extremos y sitúa en uno al PP, pero en el otro a Esquerra.
Cada fuerza política defiende su proyecto. A principio de legislatura pactamos un conjunto de políticas y se ha sido leal al pacto.
¿Carme Chacón es la tercera vía del PSC?
Carme Chacón es miembro de la ejecutiva del PSC y por tanto entiendo que comparte las decisiones que se han tomado en ella.
IVA ANGUERA DE SOJO / Barcelona
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