Data de publicació: 07 de Febrer de 2012
El 38º Congreso del PSOE empezó más abierto que nunca por la confrontación de candidaturas, por las incógnitas sobre el más que relevante papel del discurso de presentación de cada uno de los candidatos y por el ajustado resultado que se preveía. Empezó abierto y terminó todavía abierto para la cuestión federal.
El debate que ha generado ha puesto en evidencia que existen reticencias para abordar con igual claridad, contundencia y convicción el proyecto social que el proyecto territorial del socialismo español. Y no es una cuestión menor porque de cómo entendamos el proyecto territorial socialista, dependerá una u otra relación entre el PSC y el PSOE.
El Congreso del PSC identificó como uno de sus problemas de conexión con la sociedad catalana, que el actual modelo y práctica de relaciones federales con el PSOE debía actualizarse en la línea de conseguir mayor visibilidad y protagonismo. Literalmente, el compromiso que la dirección y todo el PSC debe cumplir del mandato del congreso de diciembre dice así: La “relación federal debe continuar y ampliarse, actualizando e incorporando nuevos mecanismos que fortalezcan la voz del PSC en el debate político y avanzar en el debate dentro del socialismo español y catalán para realizar el ideario federal que compartimos”.
Nadie puede substraerse a este compromiso político, por el que la actual ejecutiva deberemos rendir cuentas. No es posible ya postergar, una vez más, lo que es una exigencia vital para nuestro proyecto político. Se acabaron las piruetas y los ejercicios de contorsionismo político. Hemos pagado un precio muy caro por ello. Lamentablemente, ninguno de los dos candidatos planteó abiertamente la cuestión, ni tampoco los problemas de modelo de Estado. Una oportunidad perdida. Sea por estrategia, por táctica, o por ambas cosas a las vez, se prefirió el lenguaje sutil que el debate a fondo. Pero las urnas están cerradas. Y el PSC y el PSOE deberemos trabajar juntos para responder al desafío de cómo relacionarnos operativamente desde la autonomía y la cooperación.
La palabra federal debe dejar de ser una caja de resonancia vacía. Hay que llenarla de contenidos reales. Quien vea la España de hoy mirando simplemente el mapa geográfico seguirá sin entender nada. Unidad no significa pensar, hacer y decir las mismas cosas. Esa manera de entender la unidad es pura y simplemente uniformidad. Hay quien todavía confunde la lealtad con la disciplina. Se trata de hacer cosas juntos, compartir objetivos, llegar a acuerdos, que no es lo mismo. Y discrepar, también, como un sano ejercicio democrático de colaboración y cooperación sinceras.
El PSOE ha interiorizado demasiado pronto -y la victoria del PP ayuda a crear este complejo acobardado y cautivo- que una parte muy importante de sus problemas es que les han robado la bandera de España, en buena parte –creen- por las debilidades de la cultura política de la España plural. Justo lo contrario. Ha sido la incapacidad para presentar un modelo de España moderno, contemporáneo, valiente y auténticamente federal, lo que nos ha llevado a la pérdida de referencias. En ausencia de convicciones profundas, han ganado los que no dudaban. No nos creíamos la España plural, y ganó la España simple. Nuestra posición era pose y cálculo. Y acabamos retratados frente a las evidencias de nuestras incoherencias.
Pero los problemas que no se pronuncian, que se evitan, que no se resuelven, siguen ahí. Tenemos la última oportunidad. Y nos toca intentarlo en un momento de máxima debilidad del PSC y del PSOE, que genera y favorece los procesos y los pensamientos conservadores. Abordemos el desafío. No hay tiempo que perder.
Que el pacto de convivencia al que responde el ideal del federalismo conlleva no solo hablar de instrumentos institucionales, sino de emociones y de sentimientos de pertenencia es innegable. Felipe González y Carme Chacón recordaban en un artículo conjunto que “estos 30 años de convivencia y autogobierno no han sido un paréntesis, sino el inicio de una nueva etapa, (…) que la Constitución de 1978 fue punto de encuentro y de partida; que la concepción de España como “Nación de naciones” nos fortalece a todos.”
Por ello, me pregunto, ¿Podemos seguir llamándonos federalistas sin federalistas que trabajen por ello? ¿Puede el PSOE seguir considerándose un partido federalista si sólo lo defiende con convicción cuando lo demanda para Europa?
El Congreso se ha cerrado, pero el problema sigue abierto. El debate sobre el modelo territorial, y con él las relaciones España-Catalunya, no se ha sustanciado, pero ahora habrá que abordarlo con valentía y urgencia. Ahora empieza lo difícil.
Laia Bonet
Diputada y Portavoz adjunta del PSC en el Parlament de Catalunya.
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3 Comentaris sobre “Ahora empieza lo difícil” |
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12 febrer, 2012 - 21:01
[...] Ahora empieza lo difícil, Laia Bonet [...]
15 febrer, 2012 at 10:02
[...] El Mundo Font de l’article A mi.. [...]
11 gener, 2013 - 20:17
[...] com inevitable, per absència d’alternativa, l’oferta sobiranista. Entenc les desconfiances i faig autocrítica, però això no m’impedeix fer un pas endavant sense complexos ni [...]